Este ha sido un abril más en un mundo de restas.
Un abril paquidérmico, lleno de controversias convertidas en rutina. Un mes de lluvias que restaron tiempo a la sequía, de pérdidas colectivas que difícilmente recuperaremos. Un mes sinuoso marcado por el sentir de un ser todopoderoso (que no un perdón), un "no volverá a ocurrir" qué solamente puede convencer a un necio, aplaudido por los que nunca piden perdón, ni sienten, ni padecen lo que provocan en su estimada mayoría.
El mes del tiro en el pie, de la cacería, de gastar más en ir de un lugar a otro, de gastar más en curarnos para no estar de baja, de gastar más y más, ganando menos y menos. El mes del balón por las nubes y los pies en el suelo.
En fin, un mes de menos por menos, que es más, saquemos al menos la parte positiva.
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