Llevo treinta minutos viendo nevar sin apenas moverme, ahora tengo esa sensación de tranquilidad que ha faltado en los últimos días.
El movimiento lento, uniforme, como si estuviera regido con una parsimoniosa melodía, guía los copos de nieve hacia el suelo.
Veo a los lejos un padre paseando con su hijo, tendrá unos 3 años, están jugando tirándose bolas de nieve. Sonrío y vuelvo a ver los copos caer.
No se qué pasa, llevo ya media hora pegado a la ventana sin acordarme de ti. No se qué me pasa, pero de un tiempo a esta parte no tengo nada que decir. No me acuerdo de nuestros recuerdos, no siento tristeza cuando veo tus regalos, ni rencor con tus fotos, ya no canto las canciones que tarareábamos cuando estábamos solos ni tengo necesidad de ti.
PASSANI
Ay amigo, la magia del tiempo...
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