jueves, 23 de mayo de 2013

MADRDID Z 15. EL HOSPITAL


Antes de volver a nuestra aventura, el padre Elías nos promete rezar por nosotros. Le damos las gracias por su apoyo y nos ponemos en marcha.

Abrimos un poco la puerta, el extraño calor de la tarde de abril hace que las calles estén solitarias, pero vemos en un parque cercano a unos cuantos infectados parados en la sombra de un árbol. Le pedimos al cura que cierre con cuidado, contamos hasta tres y salimos corriendo hacia la moto. A mitad del corto camino uno de ellos se da cuenta de que estamos por allí y empieza a correr con bastante soltura hacia nosotros. Ana sube a la moto y arranca rápidamente, el ruido hace que muchos más de ellos nos persigan. Me subo en la moto con el aliento del primero que nos ha visto en el cogote y le sacudo con el palo de la fregona en la cabeza, esto hace que el zombi se caiga y que el palo se parta. Lo termino de romper, así que ahora tengo dos palos cortos pero puntiagudos.

El hospital no queda muy lejos y en esta calle no hay muchos coches por lo que en 2 minutos entramos en el recinto sin mucha oposición. Los alrededores del edificio de Urgencias están llenos de gente enferma que, al escucharnos llegar, empiezan a dirigirse hacia nosotros, tenemos ya muchos perseguidores y, aunque la moto va más rápido, no tenemos mucho margen para pensar. Le pregunto a Ana si sabe exactamente donde tenemos que ir y me dice que no me preocupe, que vamos a entrar por una puerta trasera que utilizan para salir a fumar.

Llegado a un punto Ana dice que a partir de ahí habrá que ir a pie. Cuenta hasta tres, tira la moto al suelo y empezamos a correr en dirección a uno de los edificios del hospital donde Ana daba algunas clases y realizaba prácticas. Nos siguen persiguiendo y aparecen nuevos “amigos” de detrás de las esquinas, la cosa se está poniendo fea y solamente tengo dos mitades del palo de una fregona. Cuando encaramos el edificio de Investigación nos encontramos con más gente de frente que nos tapa el camino, Ana se bloquea, yo miro a la derecha y veo como hay gente “sana” que nos saluda desde dentro de otro de los edificios. La cojo del brazo y empezamos a correr en dirección al edificio de Oncología mientras una horda de zombis trota hacia nosotros.

Llegados cerca de la pared del edificio Ana vuelve en sí y me indica por donde está la puerta, al doblar la esquina un infectado nos impide llegar hasta nuestro objetivo. Como tengo el corazón a mil por hora y corro peligro de muerte no dudo en clavarle el palo que llevo en mi mano derecha en el cuello y me quedo paralizado mirando como se desangra en el suelo. Ahora es ella la que tira de mí y puedo ver como una puerta pegada a una gran cristalera se abre y dos personas salen a abrazarnos para llevarnos al interior del edificio.

He matado a alguien por primera vez en mi vida. Me consume pero tengo que pensar que era en defensa propia y que ese alguien sólo era “algo”.



FIN DE LA PRIMERA PARTE

DR. BARNEKOW

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